sábado, 11 de julio de 2009

EL ÁRBOL

Cierto día me encontraba ayudando a un señor y a su hijo a podar el árbol que se encuentra en la entrada de su casa, era un árbol de esos que hay en casi cualquier lugar, verde, lleno de hojas y ramas, y alto...muy alto.
Creo que era un domingo porque se encontraban los padres de este señor de visita en su casa. La escena era única, los hombres afuera "podando" aquel árbol que llenaba de sombra la entrada de su casa, el padre, el hijo y el abuelo. Tres generaciones masculinas juntas y yo. Dentro de la casa, en la cocina, tres generaciones femeninas preparando la comida para la familia.
El padre de familia tenia un plan para ese árbol, que a pesar de la magnitud que tenia y de la magnifica y refrescante sombra que daba, decidió no solo darle forma a sus ramas, sino que tenia en mente cortar esas ramas gruesas y pesadas que apuntaban hacia arriba y que representaban una potencial molestia, solo que para mi sorpresa, a nadie le comento su plan. Hasta después de varios acontecimientos entendí porque.
Al principio solo se enfocaba en cortar las ramas pequeñas que colgaban del árbol sin forma. Mientras el abuelo le daba instrucciones, él aparentaba obedecer las cosas que le decía. Mientras que yo al lado de su hijo recogía la basura que iba cayendo de aquel árbol. De repente el señor trepa por el árbol con el serrucho, y empieza a cortar una de las ramas grandes y pesadas de aquel árbol, al abuelo no le parece y empieza a manifestarlo: - Esa rama no hijo- le dice con cierto tono de reproche, -ya esta muy alto el árbol papá- -además con las lluvias crece rápido- le responde su hijo. Los encargados de la basura solo oímos la "discusión" y no opinamos, seguimos con la basura. El padre continúa con su misión y sigue cortando una rama tras otra, el abuelo sigue quejándose, y cada vez esta mas tenso, pero su hijo no lo escucha. -Voy a decirle a tu mamá lo que le estas haciendo a tu árbol- dice el abuelo y entra a la casa. Afuera todos seguimos con nuestra tarea.
En menos de cinco minutos, tal vez tres, las mujeres se acercan a la puerta lideradas por el abuelo, tres generaciones juntas (los abuelos, la madre y la hija) empiezan a bombardear al hombre que se encuentra arriba de aquel árbol, - que estas haciendo- dice una, - ya lo desgraciaste- dice la otra - ya no sigas cortando- finaliza la otra... aquel hombre sin tomar en cuenta la falta de apoyo por parte de su propia familia...- va a crecer de nuevo-dice sonriendo y continua cortando. Las mujeres siguen quejandose, pero al ver que aquel hombre esta decidido a terminar su plan se dan por vencidas y se meten refunfuñando...
Al final terminamos con el árbol, y comímos todos juntos, como si nada hubiera pasado afuera.

No sé que opinen sobre esta historia, pero ese hombre me enseño que no siempre vamos a tener el apoyo esperado, ni siquiera por parte de nuestra propia familia, y no por eso debemos detener los planes que tenemos, siempre hay que continuar. Y que mejor si lo hacemos con una sonrisa y sin reencores... como lo hizo él.



2 comentarios:

Karkarkarrr dijo...

O también se puede llamar terquedad ¿no?

¿Y qué tal quedó el árbol?

Karkarkarrr dijo...

Ahhh, esa canción buenísima que ya es "especial" :)